Por Pablo Benito – La ira de una “Hija del Poder” fue saciada, un niño de 5 años no ve a su padre. No existe contacto con la familia paterna. Un ciudadano, padre, hijo, hermano y laburante privado de su libertad, sin pruebas que lo incriminen, más bien todo lo contrario. ¿El interés supremo del niño? Es una linda frase para un afiche.
En el nombre del Padre
El ex diputado Justicialista, Dario Scataglini, es uno de los hombres más temidos dentro del microclima de la política santafesina por sus contactos con el crimen organizado que quedó expuesta en distintas escuchas telefónicas que lo sindicaban como nexo entre el zar del juego clandestino y el actual senador por San Lorenzo, Armando Traferri. Fue detenido el 2 de setiembre de 2021 en su propia casa por las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) acusado de “realizar negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, tráfico de influencia e incumplimiento de deberes de funcionario.” Al momento de la detención detentaba el cargo de asesor del entonces diputado y presidente del PJ, Ricardo Olivera, “lo nombré a pedido de un sector del peronismo, no tengo nada que ver”, esquivó al ser consultado por la prensa.(ver)
U$s 118.155 dólares de fianza – el inmueble en donde vive-, mediante, Scataglini espera el juicio en libertad. Sus “compañeros” cuidan de él y de su apego a la Omertá, el poder del silencio en la ley no escrita de la mafia con el que mantiene su poder sobre los tres poderes de un Estado el que habitan sus congéneres de “trabajo”. La Justicia se encarga de ensuciar un proceso que difícilmente le gane a la prescripción. (ver)
El «pater» protector y proveedor
Dario Scataglini, además, es padre y abuelo. Su hija, Ainelen Scataglini, fue protagonista de un viral video filmado por la novia de quien es el padre de su nieto. La joven denunció a su ex pareja, de abusar al hijo de ambos, el niño fue sometido a la cámara Gesell y, en principio, la misma fue desestimada por los dichos del menor en que refería al “premio” que recibiría si decía lo que “tenía que decir”.
Con la denuncia en stand by por la inconsistencia de la Cámara Gesell, el acusado no fue imputado y todo parecía quedar en el ámbito del derecho de familia hasta que ocurrió el “día de furia” de una “Hija del Poder” que arremetió contra su ex y su pareja (otra mujer, a quien arrancó mechones de pelos) al grito de “te voy a asesinar”.
La sombra del Caso Dupuy
Todo parecía indicar que la hija del hombre del Poder, Darío Scataglini, estaba en problemas. El lugar del hecho estaba lejos de su hogar o de su posible trabajo que pudiera violar la medida de distancia interpuesta y el abordaje violento no tenía justificación alguna, mucho menos las amenazas de “asesinar” a la acompañante del padre de su hijo.
Más no, todo lo contrario, por despecho, capricho o empecinamiento, la familia Scataglini, denunció a la pareja de amenazas y al padre del niño en común de haber violado la perimetral, el fiscal Broggi, mirando lo que se ve claramente en la filmación acompañó el relato y el juez, Gustavo Urdiales, sentenció “tengo que creerle a la madre” y dicto la prisión preventiva, el 6 de junio de 2024.
La violencia manifiesta en la filmación, el contexto socioambiental en el que vive un niño de 5 años con una figura paterna que es un abuelo, cuya temeridad y oscuridad lo tiene sindicado como pata política del crimen organizado en Santa Fe y una corporación judicial permeable a, precisamente, el tráfico de influencias, sean particulares o culturales, demuestra que la tràgica muerte de Lucio, sirvió para poco y nada. No se trata de «ideología de género», sino de la Constitución Nacional y los Pactos Internacionales. (ver)
La pregunta del niño
La ira de una “Hija del Poder” fue saciada, un niño de 5 años, no ve a su padre, los Scataglini niegan todo tipo de contacto con la familia paterna y un ciudadano, padre, hijo, hermano y laburante privado de su libertad, sin pruebas que lo incriminen, más bien todo lo contrario.
La Justicia juega con el “interés superior del niño”. Niño que vive, precisamente, en el hogar de su abuelo, ni más ni menos que Darío Scataglini, la pata política de la mafia del juego ilegal en la provincia de Santa Fe, con el riesgo que tamaña impunidad obscena representa para un pequeño sometido a la vindicación perversa del Poder. (ver)