Por Fernanda De Luca (Esposa del profesor que fue acusado de abuso sexual en el establecimiento educativo Ceferino Namuncurá).
No nos dejen solos, solo podremos llegar a la verdad de la mano de todos ustedes.
Muchos no comprendían, cuando todo esto inició para nosotros, que más allá de lo descabellada de esta denuncia, del ataque feroz a nuestra casa, a nuestras mascotas, y de la abusiva privación de la libertad de Juan en una etapa de investigación, pisoteando el principio de inocencia, estábamos ingresando en un laberinto judicial con una lógica perversa de la que es muy difícil escapar.
Siempre digo que luego del impacto inicial de toda esta situación, lo más devastador fue sentirnos acorralados por un sistema que primero señala al “culpable” y luego orquesta todo lo necesario para justificarlo.
Y fue devastador también porque muchos no estaban preparados para escuchar y entender en manos de quien estábamos, nos animaban a confiar en que era cuestión de tiempo para que lo evidente prevalezca. Porque era absolutamente irracional sospechar siquiera que un sistema erigido para buscar la verdad, pudiera intencionalmente dirigir toda su maquinaria hacia otros fines.
¿Qué fuerza invisible, silenciosa, amenazante, puede ser capaz de operar tan impunemente?
Todavía me pregunto, incapaz de asimilar tamaño desquicio, que fuerza invisible, silenciosa, amenazante, puede ser capaz de operar tan impunemente, arrasando con los derechos de tantos ciudadanos, como en el peor de los sistemas opresores y totalitarios, donde la instauración de un enemigo común alinea voluntades dispuestas a justificar cualquier medio en pos de un supuesto bien mayor.
La instauración de un enemigo común alinea voluntades dispuestas a justificar cualquier medio en pos de un supuesto bien mayor.
Como en cualquier totalitarismo, la indiferencia de las mayorías, el “no te metas”, el “algo habrá hecho”, la complicidad y el amarillismo de los medios de comunicación y la ausencia total de sentido crítico, no hacen más que solidificar y naturalizar prácticas abusivas, que sustituyen sigilosamente los justos procesos.
Y todo esto transcurre maquiavelicamente en un supuesto Estado de Derecho, enmascarado de garantías constitucionales e imparcialidad, convirtiendo en fascistas, anti derechos, defensores de abusadores, a quienes se animan a salir a las calles a cuestionar lo invisibilizado, a denunciar los abusos, a implorar justicia. Porque además, el abuso de poder se viste de loables e indiscutibles derechos, que no hacen más que descalificar a los señalados culpables, despojando de toda legitimidad a su reclamo.
En eso nos han querido convertir. Aprovechándose durante años del anonimato y el silencio en el que todo involucrado quería transitar este infierno, creyendo que la prudencia sería una aliada.
Es un trabajo arduo desenmascarar tamaña maquinaria. Por eso quiero agradecer a cada uno que lee y comparte, no solo lo que nos está sucediendo a nosotros sino también a tantos otros.
quiero agradecer a cada uno que lee y comparte, no solo lo que nos está sucediendo a nosotros sino también a tantos otros.
Hoy en día es imposible determinar si los acusados y condenados por casos de abuso, son culpables o inocentes, basándonos en los procesos con los cuales se los ha investigado. Así de grave.
Solo la mirada crítica y atenta de la ciudadanía, que abandone la tribuna espectadora y se interiorice en estos procesos, en el abuso de las prisiones preventivas, en la extorsión de los juicios abreviados, en la obstrucción y desaparición de pruebas, en la desestimación de testigos claves, en la ausencia de pruebas materiales, en las conjeturas en las que se basan muchas sentencias, podrá generar la presión necesaria para recuperar una justicia imparcial.
Estamos luchando contra un poder muy grande, es aterrador sentirse desprotegidos frente al propio Estado, no nos dejen solos…
Estamos luchando contra un poder muy grande, es aterrador sentirse desprotegidos frente al propio Estado, no nos dejen solos…